En buscar un proyecto de rehabilitación en Londres que se pueda comparar con el 22@, se me ocurre una operación de transformación muy impactante, de una zona industrial, que se realizó en los años 80: la transformación de Canary Wharf. La comparación es interesante porque mientras que en el caso de 22@ se ha optado por respetar el grano preexistente y el patrimonio histórico del barrio, en la transformación de Canary Wharf praticamente ninguna preexistencia se mantuvo, optando en su lugar por arrasar con todo y construirlo todo de nuevo. Fue una transformación de lo más radical: se cambiaron de golpe las actividades y usos, el nivel de formación de los empleados de las mismas, los trazados, y la tipología edificatoria. Lo que había sido una zona portuaria - (entonces, sí, su tejido menos apto tal vez para reconversión que en el caso del 22@)- se convirtió en un barrio de rascacielos de organizaciones financieras y de oficinas. Como en el caso del 22@, la idea era de crear un barrio que aumentara el dinamismo empresarial de la ciudad, y en este propósito ha tenido éxito: una nueva zona de rascacielos en Londres, bastante céntrico y con buenas conexiones de transporte al centro satisfacía una carencía de locales de oficinas de alto-standing. Donde falló el proyecto era en crear ciudad: el barrio padece los problemas típicos de la mono-actividad además de problemas de conectividad con los tejidos contiguos.
Por eso me alegro de que en Barcelona se está optando, con el proyecto de 22@, por un valiente intento de adelantarse a un urbanismo mejor integrado en la ciudad y un modelo de ciudad mejor coordinado, más eficiente, y bien servido por modernas instalaciones. Hay demanda para este tipo de zona productiva, de conocimiento y de alta-tecnología y creo que será un barrio que le traiga mucho dinamismo a la ciudad.