Lo que resalta en el proceso de transformación del barrio de la Mina es el nivel de participación del vecindario en ello. Desde iniciar el proyecto, incluso para su propio arranque, ha habido un largo y dificultoso proceso de comunicación constante entre el ayuntamiento, técnicos y los vecinos: de consultación; de recepción, explicación y discusión de ideas y propuestas. Se nota que ha sido una comunicación a veces frustrante para los técnicos: sobre todo cuando los vecinos se adherían a ideas que no compartían, como es el caso del emplazamiento de la escuela primaria en medio de la nueva rambla. Es un testamento del respeto al proceso participativo por parte de los técnicos y las autoridades que en algunos casos como este en concreto, se siguió la voluntad de los residentes por encima de la valoración de los técnicos.
Es una condición inherente a cualquier barrio que los maneras de entender y valorarlo sean tan variados como la gente que lo experimentan. El reto del urbanismo está en encontrar el equilibrio justo entre las ideas y prioridades de todos los que participan en un lugar para que los resultados sean los que mejor responden a las particularidades de cada sitio.
En inglaterra el sistema de aprobación de proyectos urbanísticos y arquitectónicos incluye normalmente a un comité de vecinos, que, sin ninguna formación técnica, tienen el poder de parar cualquier proyecto sea por motivos válidos o puramente estéticos o partidarios, lo cual ha llevado a una paralización general de la inovación en proyectos urbanísticos y arquitectónicos. Ahí es casi imposible que un gobierno local se atreve a realizar un proyecto de reforma tan ambicioso como este de la Mina - por su componente de directa 'cirugía' social además de la escala de la remodelación física del entorno - la estructura de finanziación de las actuaciones urbanísticas hace inconcebible una intervención así en todos menos los casos más críticas. Las actuaciones entonces suelen ser más de 'acupuntura' urbana - menos ambiciosas y consecuentamente de menos riesgo.
El proyecto de la Mina demuestra un optimismo, ambición y paciencia que tanto faltan en el urbanismo contemporáneo inglés.