dimecres, 12 de gener del 2011

El barrio del Bon Pastor es uno de los polígonos de viviendas de protección oficial de poca densidad de Barcelona. Estas agrupaciones de pequeñas viviendas, más o menos precarias, se situaban sobre terrenos de precio bajo, periféricos y poco urbanizados.

Desde los años 30 Barcelona ha sufrido grandes transformaciones, y ahora las casas baratas ya no son periféricas ni están en suelo barato o poco urbanizado, sino que han quedado, como reducto de otros tiempos, atrapadas entre barrios céntricos y densos.

La ciudad ha crecido a su alrededor, y obviamente estos cambios ejercen presión sobre el lugar que ocupan sus habitantes. Es aceptable preservar estos pequeños barrios de edificación horizontal al ritmo que se mueven las ciudades hoy en día?

Desde luego que para sus habitantes es fundamental. Tras décadas de arraigamiento al lugar que seguramente los vio crecer, existe una resistencia normal al cambio. Desde luego que el lugar dónde uno vive, las arquitecturas que lo rodean y la tipología urbana que lo acompaña en la vida son hechos fundamentales que tienen que ver con la identidad personal, familiar y local, y que constituyen por ellos mismos una herencia histórica y cultural que no debe pasar desapercibida. Así que estamos ante un tema sensible en que, más que nunca, las decisiones urbanísticas afectan y de qué manera las vidas de las personas.

En cierta manera, este capital humano también merece ser tenido en cuenta y preservado. Seguramente merece un lugar muy cercano a lo habitualmente definido como “patrimonio”.

Por otra parte la vida sigue, las cosas avanzan y la ciudad es de todos. Con las densidades actuales, y al ritmo de crecimiento a que vamos, resulta complicado justificar la permanencia de estas zonas.

Lo que seguro que tiene que respetarse al máximo los derechos de sus habitantes, propietarios de sus casas o con derechos adquiridos a lo largo de los años, y preservarlos de ciertas presiones de origen especulativo, por desgracia, las más comunes a las que nos enfrentamos.

En el lugar dónde vivo no hay propiamente una zona de “casas baratas”, aunque existen barrios como el de Sant Francesc, en que la mayor parte de sus casas fueron construidas en un mismo periodo, a mediados de S XX aproximadamente, en una zona entonces periférica, ahora colindante con nuevos barrios. En estas casas, de arquitectura popular y sencilla, en algún caso puntual llegando a la autoconstrucción, se alojaron clases trabajadoras, coincidiendo con las migraciones a Cataluña del momento. La gran diferencia es que estas casas fueron edificadas individualmente y sobre suelo privado, aunque hoy en día constituyen este barrio realmente homogéneo que tiene un carácter propio y diferente. En ocasiones se reforman pero, claro, con las normativas municipales, de poca densidad, suele mantenerse la escala y tipología característica del barrio.