Montjuic... Al visitar este castillo no pude evitar recordar inmediatamente el Castillo de Chapultepec en la Ciudad de México. Ambos Castillo tienen muchas cosas en común como lo son sobretodo su estratégica localización, brindándoles a ambos un gran poderío y control militar.
Además, ambos contienem tres tipos de usos distintos: equipamientos culturales, deportivos y naturales.
El Castillo de Chapultepec es, junto con la Catedral Metropolitana, el Palacio de las Bellas Arte y el Palacio Nacional, el edificio más emblemático de la Ciudad de México, y además el que disfruta de mejor vista pues está situado en lo alto de una pequeña colina del Bosque de Chapultepec (al igual que Montjuic, está elevado), desde donde se domina la zona más bella y arbolada de la urbe en la que habitan unos ocho millones de personas.
Data del siglo XVIII, es de estilo barroco y fue construido como casa de campo y como fortaleza militar por el virrey de la Nueva España Bernardo de Gálvez, quien siendo gobernador del territorio de la Luisiana contribuyó eficazmente a la ca
usa de la independencia de Estados Unidos y a la recuperación para España de la península de la Florida.
Años más tarde, el virrey Juan Vicente Güemes Pacheco lo despojó de su condición original para convertirlo el Archivo General del Reino de la Nueva España, proyecto que no prosperó.
Tras la Guerra de Independencia, que culminó en 1821, el Castillo de Chapultepec fue habilitado como la sede del Colegio Militar donde un improvisado batallón de cadetes fue masacrado por un bien armado y experimentado ejército de Estados Unidos, durante la guerra provocada por este país para despojar a México de sus territorios de California, Nuevo México y Arizona, además del de Texas, que desde antes había declarado su independencia. Un hermoso monumento recuerda esa epopeya, ocurrida el 13 de septiembre de 1847, y en particular la muerte de seis heroicos cadetes a quienes el pueblo venera como los Niños Héroes de Chapultepec.

Maximiliano de Habsburgo, como emperador de México, convirtió al Castillo de Chapultepc en su mansión imperial cambiando su fisonomía y agregándole el segundo cuerpo de la fachada, entre otras adaptaciones de estilo afrancesado, y para unirlo con el centro de la ciudad, y en particular con el Palacio Nacional, construyó una bella avenida, dotada de amplias arboledas, camellones y glorietas digna de ser comparada con los bulevares franceses.
Con la restauración de la República, el Castillo se convirtió en la residencia oficial del presidente de la República. Algunos gobernantes de la época posrevolucionaria lo ocuparon también pero el general Lázaro Cárdenas, de tendencias socialistas, decidió en 1939 construir su residencia oficial en un lugar conocido como Molino del Rey, a un costado de Chapultepec, que desde entonces han habitado la generalidad de los presidentes, incluyendo el actual, Felipe Calderón Hinojosa.
Desde 1944 el Castillo de Chapultepec alberga el Museo Nacional de Historia (así como en Montjuic, el museo de Joan Miró), que reúne importantes documentos y piezas significativas de la vida del país, desde la Conquista hasta la Revolución, y sus puertas están abiertas a los visitantes para mostrarles las instalaciones donde moraron importantes personajes y donde se fraguaron tantos hechos que determinaron el rumbo de la nación mexicana en los últimos dos siglos.

Para terminar, creo que ambos castillos se han adecuado bastante bien a su entorno ya a pesar de que la ciudad crece, ambos castillos mantienen su importancia y su gran localización estratégica que ahora, son grandes miradores de la ciudad.
Mantener ambos castillos en Barcelona y en la Ciudad de México son el tipo de cosas que le dan características particulares e identidad arquitectónica a una ciudad.